Alfonso y maría (o Marie, como a ella le gusta que la llamen), se conocieron en Francia, trabajando en una finca en la que se producía arroz ecológico. Una vez de vuelta a su Torres natal, un pequeño pueblo jiennense enclavado a 1250 metros de altura a los pies del Almadén, principal cumbre de la provincia en el corazón del Parque Natural de Sierra Mágina, Alfonso lo tuvo claro y sus cerezos, unos 200 árboles distribuidos en 1,5 hectáreas regadas por el agua del deshielo que recoge la Fuenmayor, fueron los primeros del municipio en obtener la certificación ecológica.
Actualmente combina el olivar y la campaña de la cereza con un ilusionante proyecto de cultivo de trufa.
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