En un huerto eco no sólo crecen lechugas y tomates. La labor de planificación, la dedicación y la capacidad de resiliencia que requiere el cultivo, la recompensa de la cosecha y con ella, la satisfacción personal por el disfrute de quienes se deleitan con ella, nos enseña, además, todo un mundo de valores y, por qué no, también un posible nuevo rumbo laboral.
Y es que seguro que nos habéis escuchado decir más de una vez que conocemos pocos sectores más alineados con la idea de "la segunda oportunidad" que el de la agricultura ecológica. ¿Acaso somos pocos los "eco-reconvertidos" desde los más dispares perfiles vitales y profesionales?
El pasado 9 de octubre tuvimos la oportunidad de conocer a un entusiasta grupo de futuros eco-hortelanos en el Centro de Internamiento de Menores Infractores "Las Lagunillas", en Jaén, donde, desde hace más de un año trabajan en un precioso proyecto de huerto ecológico.
Charlamos con ellos sobre la realidad de las distintas oportunidades de empleo verde ligado al sector eco mostrándoles pequeños grandes proyectos desarrollados con mayor o menor éxito (porque de todo se aprende) por jóvenes emprendedores en nuestro entorno.
Los alumnos nos guiaron a través de los bancales de su huerta y nos enseñaron sus semilleros y cómo trabajaban en el compostero.
Una experiencia tan gratificante como motivadora que prometimos repetir en breve acompañados de algunos de nuestros productores de cabecera y que seguro dará pie a futuros encuentros y colaboraciones.
¿Habéis visto que bonita calabaza?
