Las denominaciones ecológico, biológico y orgánico, así como sus prefijos Eco y Bio solo se pueden usar en alimentos procedentes de la agricultura ecológica certificada y son sinónimos entre ellos.
Se caracterizan por haber sido producidos sin utilizar agroquímicos, ni variedades modificadas genéticamente (transgénicos) y respetando los sistemas y ciclos naturales de animales y plantas. Los alimentos ecológicos están regulados por una estricta normativa europea (Reglamentos 834/2007 y 889/2008) en la que se especifican todos los requisitos en materia de producción, inspección, certificación y etiquetado que deben cumplir.
Para que un alimento pueda denominarse ecológico debe haber sido controlado por un organismo independiente que verifica y certifica el cumplimiento de estos requisitos, asegurando, de esta forma, su total trazabilidad y seguridad. Los alimentos no certificados pueden ser más o menos naturales, de calidad y respetuosos con el medio ambiente, pero no son “ecológicos”.
Debido a la fraudulenta utilización hasta hace pocos años del prefijo Bio por firmas que producen productos no procedentes de la Agricultura Ecológica, aún existe cierta confusión. En 2006 un Real Decreto volvió a proteger el término BIO y marcas tan señaladas como Danone, Pascual o Don Simón tuvieron que dejar de usarlo en sus etiquetados.